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Una lauchita glotona

 

Habia una vez una laucha que era la más laucha de todas las lauchas habidas y por haber.

Se llamaba Ramona y vivía en una hermosa y confortable casita.

Ramona estaba siempre comiendo.Éra lo que se llama, una verdadera lauchita glotona.

Cierta vez se le dió por anotar en un papel la lista de las cosas que más le gustaban y después de haber escrito: "queso",
"porotos", "repollo", "garbanzos", "pan" y un montón de cosas más, terminó por comerse hasta el papel en el que había escrito.

En cambio, la mamá de Ramona era muy trabajadora. Continuamente se la veía atareada, limpiando la casa, que mantenía de
la mañana a la noche como un espejo, zurciendo las medias o preparando la comida.

¡Pobre Señora Laucha!, todos los días debía preparar gran cantidad de comida porque su hija era muy glotona.

Un buen día, la mamá, a quién se la tiene como una gran Señora dentro de la sciedad de las lauchas, pensó en salir a realizar
algunas visitas a sus amigas.

-¡A portarse bien, Ramona!-le recomendó a su hijita.

-Sí, mamita-respondió Ramona que desde la puerta de sus casa miraba alejarse a la buena señora


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